Leer | Filipenses 4.5
13 de enero de 2014
La negatividad nos afecta tanto espiritual como físicamente. Basta con pasar tiempo con una persona pesimista para resultar afectados. Por otra parte, las emociones positivas pueden darnos poder para tener una vida abundante, como el Señor quiere.
Enfrentar cada día sabiendo que nuestra fortaleza viene del Señor Jesús, echará fuera la duda y la ansiedad. Sin embargo, escuchar malos consejos, tener actitudes negativas, vivir en pecado o con sentimientos de culpa, impedirán que nuestro corazón encuentre confianza plena en Dios.
Por el contrario, podemos desarrollar intencionalmente confianza en Dios todopoderoso madurando en la fe. Meditar en la lectura de la Palabra, acercarse al Señor en oración, y decidir creer en Él, son maneras de fortalecer nuestra relación con el Padre celestial. Cuanto más profunda sea nuestra relación con Él, más sólida llegará a ser nuestra confianza.
Como cristianos, tenemos todas las razones del mundo para sentir confianza porque tenemos la presencia misma de Dios viviendo dentro de nosotros (Jn 14.17), y además gozamos de su paz, su poder y su ayuda (Fil 4.7, 13, 19).
Nuestro mundo está lleno de desconfianza, temor e incertidumbre. Pero no se deje llevar por mensajes negativos, que pueden hacerle perder la confianza que Dios da a sus hijos. Por el contrario, enfóquese en la verdad de las Sagradas Escrituras, como también en la gloria y la victoria del Señor Jesús. Deje que el amor perfecto de Él eche fuera su temor (1 Jn 4.18).
No pierdas la confianza..
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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