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Leer | Efesios 1.3-8 
  
20
  de agosto de 2014 
  
La Biblia
  es un manual de instrucciones con la ruta a nuestro hogar eterno. Pero los
  viajeros deben leer y seguir las indicaciones. Algunas personas creen que
  irán al cielo por su moralidad, sus prácticas religiosas, o incluso por su
  creencia de que Dios existe. Sin embargo, nada de eso garantiza la salvación. 
  
El único
  camino que lleva al hogar eterno del Señor es la fe en Jesucristo (Jn 14.6). Así que la
  Biblia nos da tres indicadores a lo largo de la ruta: 
  
Indicador
  No. 1: Soy pecador. Todos hemos pecado (Is 53.6; Ro 3.23). Pero solamente
  alguien que esté bajo el poder de convicción de pecado del Espíritu Santo
  reconoce que el pecado es lo que le separa de Dios (Jn 9.31). 
  
Indicador
  No. 2: Jesús es perfecto. El sacrificio perfecto de Cristo en la cruz
  es lo que atraviesa el abismo entre el Padre celestial y su creación. Nuestro
  Salvador pagó la deuda por el pecado pasado, presente y futuro. 
  
Indicador
  No. 3: Necesito a Jesús. El momento decisivo en el viaje es el punto
  donde el viajero cree que Jesús es quien dijo ser. La fe tiene que estar
  acompañada por el arrepentimiento —dar la espalda a los antiguos pecados. El
  peregrino recibe una naturaleza nueva, y es acogido en la familia de Dios (2 Co 5.17; Jn 1.12). 
  
¿Está usted
  en el camino para descubrir al Señor? He aquí un atisbo a lo que está delante
  de usted si persevera hasta el final: La redención (Ro 3.24), la vida eterna
  (Jn 3.15), y la grandiosa
  aventura de caminar con Jesucristo. Confíe en el Salvador, y dele gracias por
  su misericordia y por su gracia. 
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