Skip to main content

Con alas como las águilas


If you are unable to see the message below, click here to view.

 

 

10 de septiembre de 2014
La primera vez que vi a un águila volar entendí por qué Dios usó a esta ave para animarnos. El águila, que simplemente abre sus alas y se remonta, depende totalmente de las corrientes de aire para mantenerse arriba.
En cambio, nosotros batimos las alas tratando de ser mejores cristianos. Decidimos leer más la Biblia o mejorar en el control de nuestro carácter. Nos esforzamos por escapar de los viejos hábitos y tentaciones. Pero en vez de volar hacia las cumbres, nos mantenemos en el fondo del valle con las alas cansadas. Esto se debe a que a veces confundimos lo que hace que una persona sea madura espiritualmente. Un buen creyente no es aquel que trata y trata de hacerlo todo bien. He sido creyente el tiempo suficiente para saber que no soy mejor hoy de lo que fui el día en que me convertí.
Madurez espiritual significa reconocer que somos incapaces de cambiarnos a nosotros mismos. La carne es corrupta, y no puede ser extirpada por ningún medio humano. Pero nuestro Padre omnipotente vence nuestros impulsos imperfectos por medio de su Espíritu. Por ejemplo, el Espíritu del Señor que habita en nosotros tiene la capacidad de aplacar la ira y ejercer su poder para ayudarnos a no caer en tentaciones. Mientras que otros se fatigan tratando de ser buenos, el creyente maduro confía en el Señor y “levantar[á] alas como las águilas” (Is 40.31).
Isaías nos recuerda que hasta los jóvenes se debilitan y caen. Dios no hizo estos cuerpos, estas mentes y estos espíritus humanos para que volemos sin ayuda. Él nos creó para que nos remontemos con su poder.
El Rey Venidero: Estudio sobre Apocalipsis, Vol. 4

Cancelar suscripción | Suscribirse al devocional | Suscribirse a la revista | Contáctenos | EnContacto.org
Conéctese en Facebook | Síganos en Twitter | Envíe este correo a un amigo
Este correo electrónico fue enviado por Ministerios En Contacto: 3836 DeKalb Technology Parkway

Comments

Popular posts from this blog

COMMIT TO

In the face of widespread insecurity, fear, and hopelessness, our nation desperately needs your prayers. Join us in praying for our nation, that God will heal our land.

Pablo reprende a Pedro

Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Y si buscando ser justificados en Cristo, tamb...

El quebrantamiento de Pedro

If you are unable to see the message below, click here to view .     Leer | Lucas 22.54-62 11 de noviembre de 2014 El orgullo de Pedro era un obstáculo para los propósitos de Dios. Cristo buscaba a un siervo-líder para que guiara a los creyentes una vez que Él regresara al cielo. El antiguo pescador era un impulsivo sabelotodo, pero el Señor vio su potencial a pesar de su arrogancia. Por eso, el gran Artesano utilizó una filosa herramienta —la humillación— para quebrantarlo. Cuando las palabras del Señor estuvieron en conflicto con la opinión de Pedro, el discípulo reprendió temerariamente a Jesús. El Salvador respondió con una virulenta reprimenda, tanto para silenciar como para enseñar ( Mt 16.21-23 ; Jn 13.5-8 ). Inclusive, Pedro incumplió su promesa de morir por el Señor cuando lo negó tres veces ...