Skip to main content

Advertencias en cuanto a los dones

30 de noviembre de 2013
La Primera epístola de Pablo a los Corintios se ocupa de un problema en la iglesia. Las personas valoraban solo ciertos dones, y estaban enfocadas en quiénes tenían cuáles. Los creyentes con los “mejores” dones eran estimados por sobre los demás, mientras que quienes tenían “menores” capacidades no eran considerados tan importantes.
La arrogancia espiritual sigue existiendo, por eso debemos recordar que:
Dios no da a todas las personas el mismo don. Cada creyente recibe al menos un don de acuerdo con los planes del Espíritu Santo. Aunque todos estamos llamados a ser misericordiosos, a algunos se les da el don de la misericordia. La notable habilidad que tienen estas personas para ministrar a quienes sufren y a los marginados de la sociedad, puede explicarse solamente por medio del Espíritu Santo.
No podemos decir a otros: “Usted debiera tener este don”. Es a Dios a quien le corresponde decidir quién tiene cuál capacidad. Pensemos, por ejemplo, en el don de la fe. Cuando encontramos a creyentes luchando con la duda, no debemos criticarlos. Más bien, debemos animarlos a tener más fe.
No debemos dar un valor excesivo a ciertos dones. Todos ellos son importantes y necesarios. Lo que debemos hacer es descubrir cuál don nos ha sido dado, y estar agradecidos.
En nuestro deseo por seguir a Cristo, a veces vemos los dones como indicadores de nuestra madurez espiritual o lugar en la iglesia. Pero debemos deshacernos de esas falsas ideas en cuanto a las capacidades que Dios nos ha dado, y celebrar el don especial de cada creyente.
Vamos a orar para identificar nuestros dones. Dios les mostrara si puede ejercer con la tarea que el hombre le presenta. Cuando Dios esta en el asunto no hay porque temer. Queremos hacerlo bien, consultarlo con Dios primero y el te dara la respuesta, sera mejor para todos. 
Dios te bendiga!

Comments

Popular posts from this blog

Acción de gracias por dones espirituales

Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;   porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia;   así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros,   de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;   el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.   Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.    Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer .   Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.   Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y y

Pablo reprende a Pedro

Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Y si buscando ser justificados en Cristo, tamb

Eternal Life: Do You Want It?

Aug 29, 2013 Read | 1 John 5:3-12 Good health, it seems, is on everyone’s mind these days. Books about the latest, greatest fad diets top the bestseller list. Nutrition stores and health clubs pop up all over town—at times right next door to fast food restaurants. And late-night television is constantly unveiling a flood of gadgets and gizmos, all designed to get you into “the best shape of your life” (and with the promise of minimal effort and commitment). Why is the health industry such a booming business? It’s because longevity is a major concern: most people have an innate desire to live as long as they can. But in addition to wanting quantity of years, people also want the highest quality life possible. Yet this emotional need for a long, robust life is most frequently centered around the physical world. What about life after death? Scripture makes it absolutely clear that eternal life is available to every person on earth (Rom. 10:13). Sickness, disease, and death