Leer | 1 Corintios 12.14-30
30 de noviembre de 2013
La Primera epístola de Pablo a los Corintios se ocupa de un problema en la iglesia. Las personas valoraban solo ciertos dones, y estaban enfocadas en quiénes tenían cuáles. Los creyentes con los “mejores” dones eran estimados por sobre los demás, mientras que quienes tenían “menores” capacidades no eran considerados tan importantes.
La arrogancia espiritual sigue existiendo, por eso debemos recordar que:
Dios no da a todas las personas el mismo don. Cada creyente recibe al menos un don de acuerdo con los planes del Espíritu Santo. Aunque todos estamos llamados a ser misericordiosos, a algunos se les da el don de la misericordia. La notable habilidad que tienen estas personas para ministrar a quienes sufren y a los marginados de la sociedad, puede explicarse solamente por medio del Espíritu Santo.
No podemos decir a otros: “Usted debiera tener este don”. Es a Dios a quien le corresponde decidir quién tiene cuál capacidad. Pensemos, por ejemplo, en el don de la fe. Cuando encontramos a creyentes luchando con la duda, no debemos criticarlos. Más bien, debemos animarlos a tener más fe.
No debemos dar un valor excesivo a ciertos dones. Todos ellos son importantes y necesarios. Lo que debemos hacer es descubrir cuál don nos ha sido dado, y estar agradecidos.
En nuestro deseo por seguir a Cristo, a veces vemos los dones como indicadores de nuestra madurez espiritual o lugar en la iglesia. Pero debemos deshacernos de esas falsas ideas en cuanto a las capacidades que Dios nos ha dado, y celebrar el don especial de cada creyente.
Vamos a orar para identificar nuestros dones. Dios les mostrara si puede ejercer con la tarea que el hombre le presenta. Cuando Dios esta en el asunto no hay porque temer. Queremos hacerlo bien, consultarlo con Dios primero y el te dara la respuesta, sera mejor para todos.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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