Leer | SALMO 57.1-3
5 de octubre de 2013
Clamar a Dios es la reacción instantánea a una necesidad urgente. Se diferencia de la oración normal, que involucra períodos de adoración, peticiones e intercesión; esta llamada angustiada se concentra en una dificultad. El problema puede ser una noticia desgarradora, una situación peligrosa, el dolor físico o la perturbación espiritual. Cualquiera que sea la causa, buscamos el alivio inmediato de Dios.
Al igual que Pedro, mientras se hundía en el mar, decimos: “¡Señor, sálvame!” (Mt 14.30). Clamamos con desesperación cuando recibimos malas noticias, porque reconocemos que solo Dios tiene el poder de cambiar las circunstancias. Si estamos caminando obedientemente con Él, sustituirá al temor con valentía y confianza.
Un grito de auxilio dirigido al Padre celestial tiene sus raíces en la fe de que Él responderá con una dirección clara. Éxodo 17 detalla la manera en que el Señor demostró su fidelidad en Horeb. Cuando los errantes israelitas se quejaron de nuevo contra su líder —esta vez por su sed—, Moisés clamó a Dios: “¿Qué haré con este pueblo?” (v. 4). El Señor respondió al instante con una solución que satisfizo tanto la sed de los israelitas como la desesperación de Moisés.
Ya sea que nos estemos hundiendo en un mar de sufrimiento, o buscando con desesperación un sorbo del agua de vida de Dios, el Señor oye nuestras súplicas. Y nos dice de nuevo: “Me invocará, y le responderé; yo estaré con él en la angustia; lo rescataré y lo honraré” (Sal 91.15 LBLA).
Dios te bendiga!
|
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
Comments
Post a Comment