Leer | Juan 14.23-26
19 de noviembre de 2013
Jesús aseguró a sus seguidores que les convenía que Él se marchara de la Tierra. Así podría enviar su Espíritu, que juega un papel esencial en la vida de cada creyente (Jn 16.7).
El Espíritu Santo que habita en nosotros nos sirve como:
• Seguridad. En el momento de la salvación, somos sellados en Cristo por la tercera persona de la Trinidad. La presencia del Espíritu de Dios nos marca como hijos del Padre, y garantiza que perteneceremos a Él para siempre (Ef 1.13, 14).
• Ayudador. El Espíritu Santo provee sabiduría, conocimiento y entendimiento (1 Co 2.12). Por ser divino, conoce maneras de ayudarnos que ningún simple mortal puede siquiera imaginar. Él nos fortalece cuando estamos debilitados, y ora por nosotros cuando no sabemos cómo hacerlo (Ro 8.26).
• Guía. El Espíritu Santo puede dirigirnos apropiadamente pues conoce la verdad de cada situación, los corazones de las personas que nos rodean, y nuestros motivos y actitudes. Su guía será siempre correcta porque Él conoce la voluntad del Señor para nosotros (1 Co 2.9-11). Podemos confiar en lo que Él dice, pues no habla por su propia iniciativa, sino comunica lo que escucha del Padre (Jn 16.13, 14).
• Fuente de poder espiritual. El Espíritu libera su poder en nuestras vidas con el fin de que realicemos un servicio fructífero y vivamos en santidad (Ef 3.16). Esta autoridad divina está siempre a nuestra disposición si nos rendimos a su control.
El Espíritu santo es plenamente Dios, y vive dentro de nosotros para que llevemos a cabo los propósitos divinos del Dios trino. ¿Está usted siguiendo su dirección?
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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