Leer | Deuteronomio 4.9
14 de noviembre de 2013
Cada generación enfrenta la decisión de vivir de una manera moral o inmoral. Por esta razón, los padres y los abuelos tienen la enorme responsabilidad de transmitir las verdades y los principios de la Biblia que guiaron sus propias vidas. Personalmente, yo puedo dar fe del impacto que tuvieron las palabras de mi abuelo en mi manera de pensar.
Cuando me gradué de la escuela secundaria a los diecisiete años, decidí visitar a mi abuelo a quien había visto apenas dos veces en mi vida. Disponía de toda una semana para estar en su casa, y lo único que yo quería era escucharlo. Mientras me hablaba, lo que más me impresionó fue escucharle decir: “Charles, obedece a Dios. Si Él te dice que metas la cabeza a través de una pared de ladrillo, corre hacia esa pared. Mientras te dirijas a meter la cabeza, Dios hará un agujero en ella”.
Él sabía mucho sobre paredes de ladrillo y de cómo el Señor hace agujeros en ellas. Aunque la pasión de su juventud había sido predicar, tenía tan poca educación formal que su sueño parecía imposible —no sabía cómo empezar. Pero lo que mi abuelo hizo fue ponerse de rodillas. Después abrió su Biblia y aprendió a leer bien practicando con ella. Y comenzó a predicar clamando simplemente por la ayuda del Señor.
A partir de estos humildes comienzos, mi abuelo comenzó a servir al Señor, y con el tiempo fundó numerosas iglesias a medida que Dios le presentaba oportunidades. Esa visita de una semana, y lo que me él me dijo, me enseñaron que si uno quiere realmente conocer la voluntad del Señor, Él moverá cielo y tierra para mostrarnos su voluntad.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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