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Youthfulness Isn’t about Age

Sep 07, 2013
Read | Psalm 103:1-5
When Abraham was 99 years old, God promised him that his wife would have a son the following year. The Bible records Sarah’s response to the news: “Therefore Sarah laughed within herself, saying, ‘After I have grown old, shall I have pleasure, my lord being old also?’” (Gen. 18:12 niv). Her skeptical laughter indicated that she didn’t expect the Lord to keep His promise.
The following year when the Lord’s promise was fulfilled in the birth of Isaac, Sarah said, “God has brought me laughter, and everyone who hears about this will laugh with me” (21:6 niv). This time, her laughter was the joyous kind that comes from seeing the Lord is at work and keeping His word.
Can’t you just picture the difference in her countenance on those two occasions? The first time, Sarah’s face must have looked old, weary, disappointed, and etched with unbelief. But later on, when she beheld her new son, her face must have been transformed—still covered in wrinkles, no doubt, but now with eyes sparkling, cheeks glowing, and mouth curled in a smile. Sarah had become young at heart. Not only was she transformed, but those nearby must have joined in her infectious laughter.
What was true of Sarah can be true of us: Burdens feel lighter and the world seems a gentler place when we see God working in our midst. And if we watch for Him, we will find reasons to smile. Chronological age doesn’t determine youthfulness; heart attitude does.
God bless you!

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