Leer | LUCAS 5.1-11
3 de septiembre de 2013
Un simple pescador se convirtió en uno de los principales fundadores de la iglesia primitiva al ser obediente. Simón Pedro se comprometió a seguir a Jesucristo, y recibió muchas bendiciones como resultado.
Después de una noche infructuosa en el mar, Pedro estaba cansado y desanimado. Pero cuando el Señor Jesús le pidió prestada su barca, él estuvo de acuerdo. Y cuando el carpintero le dijo al pescador que echara las redes para pescar, Pedro obedeció a pesar de su experimentado criterio. Su obediencia al Señor le produjo una ganancia inmensa, y mejor aun, vio a Jesús como lo que era: el Señor.
Así como sus redes se ensancharon con la desbordante pesca, la fe de Pedro también se hizo más grande ese día. Estaba tan seguro de la autoridad de Jesús, que renunció a las herramientas de su oficio y se convirtió en un “pescador de hombres” (vv. 10, 11). Y con el tiempo vinieron más recompensas: milagros en nombre de Cristo (Hch 9.33-42).
La obediencia era el estilo de vida de Pedro; cuando el Señor le decía que hiciera algo, no se dilataba (Mt 16.15-17). Sabía quién era Jesús, y ayudó a establecer la iglesia sobre el firme fundamento del mesiazgo de Cristo. Pedro predicó en Pentecostés (Hch 2.14-36), llevó el cristianismo a los gentiles (11.1-18), y escribió dos epístolas de la Biblia.
A veces, pensamos: ¿Cómo puede Dios usar a alguien como yo? La vida del apóstol Pedro demuestra que el Señor prepara a quienes Él llama. Y cuando un creyente obedece fielmente, Dios lo recompensa.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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