Leer | PROVERBIOS 8
9 de septiembre de 2013
Humanamente, nos resulta imposible pensar que el Señor Jesús necesitara mejorar o crecer en alguna forma, pero la Palabra de Dios nos dice que Él “crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (Lc 2.52). Como Dios, Él era perfecto y lo tenía todo, pero como ser humano tenía que crecer en sabiduría y en gracia. Y nosotros también.
Cuando nos convertimos en hijos de Dios al poner nuestra fe en Jesucristo, somos aceptados totalmente y muy amados, más allá de nuestro proceder. No es posible que el Señor nos ame más algunas veces que otras, porque Él es amor (1 Jn 4.16) y no puede dejar de amar.
Pero cuando hablamos del favor de Dios, entonces hablamos de algo diferente: pues éste puede ser dado o quitado por nuestro Padre celestial. La responsabilidad del creyente es elegir el camino que le conduzca al favor de Dios, de acuerdo con las pautas establecidas en la Biblia.
Algunos de los caminos deseados por el Señor están descritos específicamente en Proverbios 8, en el que la sabiduría aparece personificada: ella está clamando en las calles e invitando a los hombres a venir a Dios. Termina su discurso diciendo: “Quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del SEÑOR” (V. 35 NVI).
De este pasaje aprendemos que alcanzar la sabiduría y el favor de Dios es un proceso que requiere varios pasos. Primero, debemos escuchar y guardar los caminos de la sabiduría. Luego se nos aconseja que atendamos la instrucción y que no la menospreciemos. Por último, se nos exhorta a velar cada día y aguardar en sus puertas (vv. 32-34). Dios se complace cuando sus hijos actúan con sabiduría.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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