Leer | FILIPENSES 4.8, 9
4 de septiembre de 2013
El dicho popular: “uno es lo que come”, es un estímulo para que demos buen alimento a nuestro cuerpo físico. Pero la idea se aplica también a nuestro bienestar mental. El apetito de la mente se parece mucho al del estómago, que se acostumbra a la comida que le damos y desea más de la misma. Pensar en todo lo que es verdadero, amable y justo, desarrolla el hambre de recibir más de la generosidad de Dios. Pero si ingerimos lo que nuestra cultura llama excelente, desarrollamos entonces un gusto por eso.
El mundo ofrece cosas que lucen deliciosas —la TV es un ejemplo. Ciertos creyentes consideran que no está mal ver un programa que viole los valores bíblicos, puesto que es “solo un entretenimiento”. Sin embargo, todo lo que nuestra mente consume determina nuestros conceptos y valores. Dejar que las enseñanzas incorrectas y las ideas pecaminosas se alojen en nuestro pensamiento, puede deformar nuestra percepción del bien y el mal.
Si una idea, acción o actividad no es correcta o digna, es decir, si viola la Palabra de alguna manera, entonces Dios no está en ella. Y si Dios está ausente, Satanás está presente. El trabajo del enemigo es apartar nuestro enfoque del Señor. Después de que el diablo capta la atención de alguien, le sigue ofreciendo “comida chatarra” para mantenerlo ocupado mientras lo aleja del Señor.
Hay muchas cosas que claman por nuestra atención —distracciones, filosofías, enseñanzas. Y todo lo que no es del Señor, tiene el potencial de contaminar nuestro sistema de valores. Los creyentes sabios usan el discernimiento y se deleitan solo con las cosas de Dios.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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