Leer | SANTIAGO 1.1-8
31 de mayo de 2013
La Biblia nos alerta en contra de una fe vacilante. Esta es la actitud de alguien que pasa de sentirse seguro de que Dios responderá una oración, a la simple esperanza de que pudiera ser que lo haga (o llegar al convencimiento de que no lo hará). Por supuesto, como somos humanos, todos experimentamos períodos de duda. Pero lo que la Biblia nos advierte es que no tengamos un estilo de vida de vacilación espiritual.
La vacilación puede tener muchas causas. Por ejemplo, no ver actuando al Señor en una situación. O sentirse intranquilo pensando que confiar en Jesús va en contra del razonamiento humano. O enfocarse en las circunstancias en vez de Dios.
Una persona que es “arrastrada por el viento” (Stg 1.6) puede perder la confianza en el Señor y descubrir que su crecimiento espiritual se ha atrofiado. Tal creyente puede convertirse en alguien de “doble ánimo” (v. 8), porque mientras ora tiende a adelantarse al tiempo del Señor para manipular una situación y lograr el resultado deseado. Si un cristiano presta atención a sus dudas de esta manera, por lo regular tomará decisiones equivocadas. Y luego, después de todas las maniobras, terminará cada vez más insatisfecho con los resultados y sin paz. Y lo que es peor, su fe podrá disminuir.
La vacilación es peligrosa, por lo que los creyentes debemos desarrollar la confianza en el Señor. Jesús dice en Marcos 11.24: “Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Lo más cerca que podemos llegar a la fe perfecta en este mundo, es la capacidad de confiar en que lo que pedimos dentro de la voluntad de Dios es como si ya lo hubiéramos recibido.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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