Leer | ÉXODO 20.12
11 de mayo de 2013
Respetar a padres y madres es tan importante para el Señor, que uno de los Diez Mandamientos se refiere a los padres. En este fin de semana del Día de la Madre, parece apropiado esbozar algunas maneras de honrar a su madre.
Muéstrele amor incondicional. Honrar comienza con la aceptación de una persona incondicionalmente. Cualquier madre merece amor y respeto, ya sea que estemos o no de acuerdo con su estilo de crianza. Por eso, si usted ha estado midiendo a su madre, comparándola con otras mujeres, o quizás según sus propias preferencias de lo que debe ser y hacer una madre, reconozca que ha fijado un estándar injusto, y decida tratarla con bondad.
Sea comprensivo. Ninguna madre es perfecta. Alguien calculó que se necesitaría un salario de seis cifras para poder pagar la contratación de alguien que hiciera todas las tareas que realiza una mamá. La madre no espera ningún pago por su dedicación, por eso debemos ser comprensivos cuando se enferme o pida ayuda. Recordemos que ella también necesita su tiempo a solas y un respiro ocasional. Dios le ha dado una increíble responsabilidad, que no termina cuando sus hijos adultos se van del hogar. Procure que ella reciba atención y comprensión de su parte.
Escúchela. Su madre es más inteligente de lo que usted cree. Su discernimiento y perspectiva pueden guiarle bien, sobre todo si es una mujer que ama al Señor. Dios la ha puesto en su vida para que se preocupe por usted; por tanto, sea sabio y escúchela. Haga que cada día sea el Día de la Madre.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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