Leer | 1 SAMUEL 30.1-8
26 de noviembre de 2012
Después de un agotador viaje de tres días, David y sus hombres llegaron finalmente a casa para encontrarse con una escena devastadora. Sus viviendas habían sido destruidas totalmente por el fuego, y no hallaron a sus familias. Se sumieron en una desesperación total, pero la aflicción de David aumentó en seguida cuando el dolor de sus hombres se convirtió en amarga ira, y hablaron de apedrearlo.
La mayoría de nosotros no experimentaremos esta situación extrema, pero sí podemos identificarnos con el desaliento de David. A veces, después de una tragedia o una pérdida personal viene la desesperación; pero también puede ser el resultado del agotamiento que causan las presiones diarias. Los problemas que sufrimos a diario pueden hacer que el desaliento se vuelva un acompañante constante. Lo mismo puede suceder con las luchas emocionales por los sentimientos de falta de valía, no poder vencer una adicción, el dolor de la crítica, o el temor de la incompetencia.
Muchas veces no podemos evitar las situaciones que nos conducen al desánimo, pero sí tenemos la alternativa de permanecer o no en esa condición. En vez de rendirse a la desgracia, David eligió fortalecerse en el Señor. Reconoció que Dios era el único que podía darle la perspectiva correcta en el problema, y la dirección que necesitaba.
Cuando usted se siente desanimado, ¿a dónde acude? Quizás lo último que quiera hacer, es leer la Biblia y orar; al comienzo, los pasajes podrán parecer palabras inútiles, y sentir que sus oraciones son vacías. Pero si usted se mantiene clamando a Dios, al final encontrará el poder consolador.
Dios te bendiga!
Amen
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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