Leer | Mateo 16.21-27
9 de
julio de 2014
El plan
redentor de Dios está presente en toda Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis.
En el centro del plan está el Calvario, el lugar donde murió Jesús para que
nosotros pudiéramos ser perdonados. Al leer las Escrituras, vemos que la cruz
es símbolo de...
Salvación. Jesús llevó nuestros
pecados en la cruz y murió en nuestro lugar para que pudiéramos ser
reconciliados con el Padre y recibir la vida eterna.
Sacrificio. Cristo, “siendo por
naturaleza Dios” (Fil 2.6 NVI), decidió
renunciar a la perfección del cielo para vivir entre pecadores. Al dejar de
lado su autoridad divina, nació como un bebé indefenso, totalmente dependiente
de otros. Sus primeros treinta años los pasó en el anonimato, sin el
reconocimiento de su mesianismo. Durante su ministerio público cumplió
fielmente el plan de Dios desde el comienzo y hasta su muerte en la cruz (Ro 12.1).
Servicio. Jesús dijo que “no vino
para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mr 10.45). El mayor acto de
servicio de Cristo fue morir en la cruz para que pudiéramos tener vida eterna.
Nuestro Salvador nos llama a negarnos a nosotros mismos, y a seguirlo mediante
el servicio a los demás (Lc 9.23).
En
nuestra generación, el éxito se mide según los logros. Admiramos a quienes
tienen éxito en los deportes, los negocios y las artes. Sin embargo, la
grandeza en el reino de Dios se encuentra en una vida de obediencia. ¿Está
usted obedeciendo su plan y ayudando a otros como lo hizo Jesús? ¿Ha compartido
las buenas nuevas de Cristo con ellos?
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