Leer | DANIEL 1.1-21
10 de septiembre de 2012
¿Daniel y sus amigos enfrentaron el mismo dilema que nosotros: cómo vivir una vida de santidad en una cultura sin Dios. Hubo un tiempo en que nuestra sociedad aceptaba fácilmente los valores y las normas cristianas, pero esa época está pasando con rapidez. Nuestro desafío hoy es vivir bajo la autoridad de Dios, a pesar de que estamos sometidos a la ley de la nación. A veces, somos forzados a elegir entre las dos, pero si queremos buscar la guía del Señor antes de marchar valerosamente hacia adelante, Él puede darnos una alternativa.
Si Daniel hubiera dicho arrogantemente: “¡No comeré esta comida!”, no habría durado mucho tiempo, y no tendríamos el libro de Daniel en la Biblia. Pero el Señor le dio la sabiduría para pedir humildemente permiso a la persona que estaba en una posición de autoridad sobre él. Dios honró su compromiso y le dio la forma de vivir virtuosamente en un mundo pagano.
Tenemos la tendencia a ver a Daniel y a sus tres amigos como personas extraordinarias que tuvieron vidas increíbles. Pero ¿se ha preguntado alguna vez qué podría hacer el Señor en la vida de una persona común y corriente como usted? El factor determinante no es la grandeza de la persona sino, más bien, su compromiso con Dios quien puede hacer cosas extraordinarias con una vida totalmente dedicada a Él. Esta es la clase de persona que el Señor está buscando.
Aunque no sabemos todo lo que Dios puede hacer en nuestras vidas si nos consagramos radicalmente a Él, la idea de no aprovechar sus planes debería motivarnos lo suficiente para obedecer. Usted no querrá llegar al cielo y descubrir que perdió bendiciones porque no estuvo dedicado totalmente a Dios.
Dios te bendiga!
Amen
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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