Leer | 2 TIMOTEO 4.6-8
26 de septiembre de 2012
Muchas personas piensan que los últimos años de la vida son simplemente una oportunidad para descansar. Pero esto no armoniza con el propósito de Dios para nosotros; Él quiere que le sirvamos todos los días de nuestra vida.
Demos una mirada a la vida del apóstol Pablo, y reflexionemos en lo que significa terminar bien. Él dedicó abundante tiempo a los demás, hasta el final de su vida como lo mencionó en las cartas que escribió a Timoteo desde una cárcel antes de ser ejecutado. Dios nos llama a servir a los demás en todas las etapas de la vida.
Observemos cómo, al escribir sobre su vida, el apóstol eligió palabras descriptivas de una batalla. Estaba consciente de la lucha del hombre contra el pecado, así como los retos del dolor y la persecución en las pruebas que todos enfrentamos, incluso al hacer el trabajo del reino, como es predicar a Cristo a una sociedad reacia.
La vida de este siervo de Dios también estuvo marcada por la entrega. Su modo de pensar es evidente en estas palabras: “Que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Ro 12.1). No temía a Nerón, ni estaba luchando para mantenerse con vida. Pablo tenía la confianza de que Dios se encargaría de cada aspecto de su vida, y la muerte no lo asustaba, pues sabía que iba a morar con Jesús para siempre.
Dios no requiere que seamos perfectos para terminar bien. Debemos entregarle nuestra vida y estar listos para reunirnos con nuestro Creador, andando victoriosamente con Cristo, y sirviendo a los demás. Si Jesús le llamara hoy a su presencia, ¿tendría usted la confianza de haber vivido bien hasta el final?
Dios te bendiga!
Amen
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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