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Unashamed to Share the Gospel

Dec 03, 2012
The apostle Paul understood the awesome responsibility of being entrusted with the gospel. Since he considered this calling a stewardship for which he would one day give an account to the Lord, he was willing to suffer for Christ’s sake in order to complete the task. As believers, we have this same obligation to share the gospel with whomever God places in our lives. However, we must ask ourselves if we have a similar level of commitment.
Paul felt compelled to tell people about Christ. In fact, he said, “Woe is me if I do not” (1 Cor. 9:16). No matter how anyone treated him, he wasn’t ashamed of the message of Christ. The prophet Jeremiah had a similar experience (Jer. 20:7-9). Even though he became a laughingstock and was persecuted for delivering the Lord’s message of coming judgment, he discovered that not speaking created a worse feeling inside—like fire in his bones (v. 9).
We may not want to warn people about God’s judgment for fear of driving them away from Him. But in reality, the lost are already far from the Lord and need to hear about His offer of forgiveness. Paul was willing to die to get the message out, yet too often we’re not even willing to face a little discomfort in order to share our faith.
We are surrounded by people who are desperately hungry for something, and they don’t even know what. Yet we have the answer to their need—and the responsibility to share it. Never be ashamed of the best news ever offered to mankind. It can change someone’s eternal destiny.
God bless you!
Amen

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