Leer | SALMO 101.1-4
2 de agosto de 2013
Una vez que tenemos el favor de Dios por medio de la salvación, ¿tiene importancia la manera como actuamos? La Biblia responde con un rotundo “¡Sí!”, y nos da numerosos ejemplos de vidas que podemos imitar.
• Noé respondió a Dios caminando con Él cada día. Nuestro Padre celestial responde positivamente a quienes caminan con Él, viven obedientes a su Palabra, y escuchan con atención a su Santo Espíritu. Para quienes creemos, eso significa no solo hacer de la Sagrada Escritura parte de nuestras vidas, sino también aprender quién es Dios, y lo que a Él le agrada. ¿Qué tan bien lo conoce usted?
• Moisés, a pesar de sus objeciones iniciales, decidió obedecer el llamamiento divino, y vivir conforme a la voluntad de Dios. El Señor da su favor a quienes le obedecen y viven en términos de lo que le agrada a Él. Para ello, es necesario aprender a pensar como el Señor lo hace. ¿Qué tan parecidos son sus pensamientos a los de Él?
• Pablo, su único anhelo, después de su conversión, fue servir al Señor. Trataba de dar lo mejor de sí con obediencia. El Señor da su favor a quienes tienen un corazón inclinado a Él. ¿Está su vida centrada en Cristo?
• María respondió con confianza, y no dudó cuando el ángel le anunció que daría a luz al Mesías. Dios extiende sus bendiciones a quien decide creer, aun cuando las circunstancias digan lo contrario. ¿Qué tanto confía usted en el Señor?
Hallamos el favor de nuestro Padre celestial cuando tenemos una mente que cree, un corazón receptivo y un espíritu obediente.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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