Leer | LUCAS 3.1-14
3 de agosto de 2013
Si usted ha visto alguna vez un desfile militar, sabe lo rápido que los soldados pueden girar y dirigirse en la dirección opuesta. Si ellos intentan hacer esto mientras están inmóviles, la orden es: “¡a la de-re!” o “¡a la iz-quier!” Si quieren volver atrás cuando están marchando, la orden es: “¡media vuelta, ar!” En ambos casos, hay un cambio abrupto que lleva en una dirección completamente diferente. Esta es una buena imagen de lo que es el verdadero arrepentimiento. Implica un cambio de mentalidad y comenzar a andar en la dirección contraria.
Uno de los más grandes predicadores del arrepentimiento en la Biblia, es Juan el Bautista, quien llamó a sus oyentes a un cambio total de dirección. Él había visto demasiadas demostraciones aparentes de arrepentimiento sin ningún cambio de conducta. Juan insistía en que habían personas que mostraban solo una contrición superficial, en lugar de “frutos dignos de arrepentimiento” (Lc 3.8). Por lo que les exhortó a que compartieran su ropa y su comida, que fueran justos en sus negocios, y que estuvieran satisfechos con su paga. Es decir, debían cambiar su manera de vivir, y dejar atrás sus viejos patrones de conducta.
Pero el arrepentimiento incluye algo más: la disposición de restituir a cualquier persona que hayamos perjudicado. Cuando Zaqueo, el cobrador de impuestos, recibió a Jesús en su casa, mostró la verdadera naturaleza de su arrepentimiento al decir: “Si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Lc 19.8). Pídale al Espíritu Santo le revele cualquier rectificación que usted tenga que hacer.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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