Leer | FILIPENSES 4.6, 7
27 de agosto de 2013
Las frustraciones pueden ser difíciles de soportar. En un momento, la vida parece ir por buen rumbo hacia lo que esperamos y soñamos. Pero en el siguiente, nuestro camino es bloqueado. ¿Cómo respondemos en momentos como esos?
Si nuestro corazón está abocado a cierta línea de acción, podemos autoconvencernos de que es la voluntad de Dios, y seguir adelante. Podemos hacer una breve oración pidiendo la ayuda o la bendición de Dios, pero con el deseo de continuar. Al manipular a las personas o las circunstancias, pudiéramos conseguir lo que queremos, pero estar fuera del plan de Dios.
Otra respuesta ante un camino bloqueado, es el trastorno emocional. Enfrentamos el peligro de funcionar por nuestros sentimientos, y reemplazamos una perspectiva centrada en Cristo con otra centrada en nosotros mismos. Las emociones fuertes pueden ser una tentación para culpar a otros, incluyendo al Señor. La ira contra Dios puede, a la vez, llevarnos a rebelarnos contra el Señor y sus cosas.
La respuesta bíblica, por el contrario, comienza por esperar y confiar en el Señor. Cuando Dios nos bloquea el camino, debemos tener fe en Él, y dedicar tiempo para evaluar la situación y buscar dirección. Al pedir que el Espíritu Santo aumente nuestra sensibilidad a los hechos que nos rodean, podremos notar cualquier puerta que se abra. Y aunque no encontremos ninguna, debemos vivir con esperanza, confiando en que otras puertas de oportunidades se abrirán en el tiempo perfecto de Dios.
Es esencial dar gracias y esperar en el Señor, incluso en los momentos cuando no lo entendamos.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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