Leer | NÚMEROS 13−14
13 de agosto de 2013
Cuando usted escucha la frase “fracaso espiritual”, ¿qué le viene a la mente? Si es como la mayoría de la gente, la expresión le despierta pensamientos desagradables del andar de fe. Sin embargo, por mucho que lo intentemos, simplemente no podemos o no podremos pasar por esta vida sin fallar de vez en cuando.
Lo más preocupante para los cristianos, son los casos cuando dejamos que otros factores interfieran en lo que sabemos que Dios nos está diciendo. ¿Puede usted recordar la vez que supo que el Señor quería que hiciera algo, pero por alguna razón decidió hacer otra cosa? Cuando desobedecemos al Padre celestial, podemos tener la seguridad de que hemos tenido un fracaso espiritual.
Una de las razones principales de los deslices espirituales es el temor. Ahora bien, no debemos temer a perder la salvación, una vez que estamos seguros en Cristo. De lo que estoy hablando aquí, es del miedo al fracaso. Simplemente, no queremos postrarnos sobre nuestros rostros por el reto que Dios pone delante de nosotros. Por tanto, en vez de enfrentar el llamado, corremos y nos escondemos. Estamos convencidos de que es mejor no intentarlo y fracasar.
¿Es esa la actitud que Dios quiere? Claro que no. Nuestro Padre celestial no nos ha dado un espíritu de temor (2 Ti 1.7 NTV – Nueva Traducción Viviente). Él quiere que haya audacia y sinceridad en nuestra fe. No se incline ante el ídolo del miedo. El Dios que le llamó es suficientemente poderoso para protegerle. Cada vez que Él le asigne una tarea, puede tener la seguridad de que le dará las fuerzas para realizarla.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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