Leer | SALMO 37
26 de marzo de 2013
Una vez que comprendemos cómo debilita la preocupación enfermiza la confianza en nuestro Padre celestial, y lo deseoso que está el Señor de librarnos de ella, es preciso que veamos algunas fuentes comunes de preocupación que podemos evitar.
La primera de ellas, es aprender a no prestar atención a las personas negativas. Hay muchos generadores de pesimismo a nuestro alrededor. Estoy seguro de que todos podemos pensar en diversas fuentes de pensamiento negativo, y en los pasos que podemos dar para evitarlos; esas fuentes pueden ser un vecino o un noticiero que nos sume en el desaliento. No tenemos que escuchar algo malo solo porque esté causando alboroto.
Almacenar tesoros en este mundo, es otra cosa que debemos evitar. Cuantos más bienes terrenales acumulemos, mayor será la tentación de angustiarnos por lo que podría pasarles a las cosas que tenemos.
Seremos dominados, bien sea por lo material, o por lo espiritual. El Señor lo dijo de esta manera: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mt 6.24). Para evitar servir al amo incorrecto, debemos elegir deliberadamente buscar primero el reino de Dios y su justicia (v. 33). Esto significa que debemos esforzarnos por ser obedientes, y someternos al plan de Dios, mientras Él nos conforma a la imagen de Cristo.
La ansiedad puede ser vencida, pues Dios entiende nuestra propensión a preocuparnos. Por eso ha prometido que al poner sus asuntos en primer lugar, nuestras necesidades serán satisfechas. Cuanta más prioridad demos a Dios, menos terreno ganará la preocupación en nuestra vida.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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