Leer | MATEO 26.36-46
28 de marzo de 2013
Cuando usted está sufriendo, ¿acude a la Palabra de Dios? Ella es la única fuente con la que podemos contar para recibir vida, esperanza y promesa en situaciones que, de lo contrario, serían desesperantes. Los preceptos bíblicos ilustran cómo lidiar con las pruebas, y cómo no hacerlo. Cuando respondemos como el Señor quiere, la dificultad que amenazaba con causarnos daño, realmente enriquece nuestro carácter y nos permite hacer grandes cosas para Él.
Creo que el sufrimiento más intenso fue el de Jesús en el huerto de Getsemaní. Cristo sabía que, al cargar con nuestro pecado, iba a sufrir no sólo una crucifixión espantosa, sino también toda la ira de Dios. Pero más terrible aun, es que estaría separado de su Padre por primera y única vez. Eso es algo que ningún otro hijo de Dios tendrá jamás que soportar, porque la agonía de Jesús logró la redención de la humanidad. Por eso, sabemos que en cualquier prueba que enfrentemos, Dios estará a nuestro lado, apoyándonos en medio de ella.
Que la experiencia de Jesús en Getsemaní le sirva de ejemplo en tiempos de dificultad. Nuestro Salvador confió plenamente en su Padre, y aceptó su voluntad. Recuerde que Dios tiene el control, y Él le pone un límite a la duración y a la intensidad del dolor. Y, aunque al Señor le duele ver sufrir a sus hijos, nos ama lo suficiente como para permitir las dificultades.
¿Qué prueba está usted enfrentando? ¿Confía en que Dios tiene el control? Nuestro Padre celestial permite el dolor porque nos ama y sabe los cambios necesarios que el dolor producirá en nuestra vida. Y Él no escatimará ninguna experiencia, esfuerzo o dolor para conformarnos a la imagen de su Hijo.
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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