Leer | MATEO 10.32, 33
19 de marzo de 2013
La vida a menudo exige pruebas. A veces, parece que no importa lo que digamos, la gente simplemente no nos creerá, a menos que podamos aportar una demostración definitiva. Eso puede ser algo bueno cuando lo que usted está diciendo es la noticia más importante del mundo, y tiene la evidencia para respaldarla.
La noticia de la que estoy hablando es el evangelio de Jesucristo que nos salva. Y la prueba es su propio testimonio personal.
Cada creyente tiene una historia irrefutable de cómo fue salvo por Cristo de sus pecados. Es desalentador cuando la gente resta importancia a su historia al considerarla aburrida o “común”. ¿Cómo puede ser común esta historia? No se trata de un relato sobre cómo pasó usted el día; estamos hablando de un suceso sobrenatural. Es la descripción de cómo el Todopoderoso entró a su corazón. Una noticia como ésta dista mucho de ser aburrida.
Recuerde que nadie es capaz de negar su testimonio. Es su historia, el relato veraz de cómo Dios ha obrado en su vida. Un testimonio es comparable a una huella digital: no hay dos iguales. Y a pesar de los detalles, nadie puede negar la experiencia personal que usted tuvo. Y aunque algunas personas no crean en el poder de Cristo, no podrán refutar lo que Él ha hecho en su vida.
Dar testimonio de nuestra fe con valentía puede ser un desafío, especialmente si usted no tiene la seguridad de cómo reaccionarán quienes le escuchen. Pero recuerde que Dios le hizo a usted un regalo especial al darle un testimonio exclusivo. ¿Está compartiendo ese regalo con otros?
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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