Leer | FILIPENSES 4.19 29 de junio de 2013 A veces, las personas consideran que un deseo es una necesidad. El corazón puede estar tan consumido por un deseo, que satisfacerlo parece ser crucial. Los creyentes que se preguntan por qué no han recibido lo que deseaban, deben responder a esta pregunta: ¿Es tal necesidad esencial para cumplir el propósito de Dios, o solo para mi disfrute personal? Si no podemos realizar el plan de Dios sin algo, entonces es una necesidad, y Él responderá cuando le presentemos el asunto en oración (Fil 4.19). A Dios también le agrada satisfacer nuestros deseos que estén dentro de los límites de su propósito y su voluntad. Las cosas que anhelamos producen placer, diversión o una sensación de alegría. Muchas son buenas y dignas de tenerse, pero pueden convertirse en problemáticas cuando las consideramos esenciales para nuestros planes. Dios no está obligado a concedernos nuestros deseos o satisfacer nuestros planes, sino los suyos. Sin embarg...