Leer | HEBREOS 12.5-11
17 de junio de 2013
Los padres que aman a sus hijos los disciplinan; y aunque los motivos y los métodos sean correctos, a nadie le gusta el castigo. Sin embargo, con una perspectiva a largo plazo, recordamos que los beneficios de la disciplina sobrepasan con creces el malestar pasajero que produce.
El propósito de un padre al corregir a sus hijos, debe ser criarlos en rectitud. Específicamente, hay un principio clave que todo hijo debería aprender: Ya sea que éste todavía esté viviendo en su hogar, o se haya independizado, toda persona es responsable de su vida delante de Dios, sus acciones y sus actitudes. Teniendo esto presente, se puede ver que, para aplicar la disciplina correctamente, hace falta perseverancia, esfuerzo y sabiduría por parte de los padres. Pero es un acto de amor abnegado e intencional.
Igualmente, Dios disciplina a sus hijos. Aunque esta reorientación parece desagradable en el momento, nos ahorra muchas dificultades más tarde, y nos lleva al gozo y a una vida grata.
Nuestra respuesta determinará si aprendimos la lección necesaria: podemos reaccionar con enojo, o podemos arrepentirnos y preguntarle a Dios qué quiere enseñarnos. Después de buscarle por medio de su Palabra, de la oración y del consejo de otros, debemos obedecer.
La sabiduría humana lleva a la perdición. Pero afortunadamente, tenemos el cuidado, sin duda alguna, de nuestro Padre celestial, quien nos redimió con la sangre de Jesús. Cuando nos dirigimos en la dirección equivocada, Él nos redirige con ternura, para que podamos conocer la plenitud de vivir de acuerdo con su plan.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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