Leer | FILIPENSES 1.8-11
6 de junio de 2013
¿Se ha preguntado usted alguna vez: Cómo sé que estoy tomando la decisión correcta? Por lo general, no hay ningún pasaje de la Biblia que se refiera en detalle a la decisión concreta que necesitamos tomar —por ejemplo, qué clase de automóvil comprar, qué empleo aceptar, o si trabajar o pasar tiempo con la familia cuando se nos ofrecen horas extras en el trabajo. En vez de prescribir reglas exhaustivas que hablen a cada situación posible en la vida, la Palabra de Dios contiene preceptos e instrucciones que guían nuestra toma de decisiones.
Esto no quiere decir que Dios nos da su Libro y luego nos deja solos. Para ayudarnos a mantenernos en la senda correcta, Él nos da discernimiento espiritual —la capacidad de diferenciar entre la verdad y la mentira, lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo mejor.
Al cultivar tal discernimiento, invitamos a Dios a involucrarse en todas nuestras decisiones; no hay ningún asunto que sea demasiado insignificante para su atención y ayuda. Un plan que esté fuera de la voluntad del Señor, o incluso las buenas decisiones tomadas sin consultarlas a Él, pueden estorbar su plan de darnos lo mejor que tiene para nosotros.
El discernimiento espiritual nos protege de tomar decisiones basadas en lo que nos parece mejor o nos hace sentir bien. Estamos limitados a cinco sentidos y a nuestras experiencias, pero Dios ve nuestras vidas con un conocimiento infinito. Cuando cultivamos el hábito de obedecer sus indicaciones, nuestros sentidos se ejercitan para distinguir el bien del mal, y maduramos espiritualmente (He 5.14).
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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