Leer | 1 TIMOTEO 6.6-19
26 de junio de 2013
El dinero no es bueno ni malo. No obstante, el afán por él puede ser muy peligroso para nuestras almas.
Dios creó a la humanidad para que le amara, pero desde la tentación en el huerto del Edén, la gente entregó su corazón a deseos inferiores. El amor al dinero no solo le roba a Dios su debido lugar; también roba el contentamiento, lleva a diversas tentaciones, y puede hacer que nos apartemos de nuestro Creador.
Pero la cantidad de dinero que tengamos no es la fuente del problema. La raíz tiene su origen en los deseos del corazón. Nunca nos parece que tenemos suficiente, no importa cuál sea nuestra situación económica. El atractivo del dinero promete placeres y seguridad, pero si nos consagramos a la búsqueda de las riquezas, descubriremos que solo conduce a la perdición y al sufrimiento.
Marcos 4.19 habla del “engaño de las riquezas”. Haga memoria del día cuando compró algo que realmente necesitaba. ¿Recuerda la satisfacción que le producía ese artículo cuando estaba nuevo? ¿Qué me dice de ahora? ¿Se siente de la misma manera? La satisfacción que dan las cosas materiales es pasajera y, por tanto, se hace necesaria la búsqueda de más para recuperar la misma sensación de gratificación.
El placer duradero y la seguridad se encuentran únicamente en Dios. Él “nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Ti 6.17). Pero si dejamos que los bienes se conviertan en nuestro deseo principal, perderemos nuestro contentamiento. Busque al Señor por medio de su Palabra y la oración; al aprender a deleitarse en Él, usted descubrirá la satisfacción verdadera para su alma.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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