Leer | SALMO 34.9, 10
19 de junio de 2013
Como nuestro Buen Pastor, el Señor cumple muchos roles. Ayer lo vimos como un pastor perdonador. Él es también un pastor proveedor: conoce nuestras necesidades aun antes de que le pidamos ayuda, y se deleita en suplir esas carencias (Mt 7.9-11). Eso significa, en términos prácticos, que Él sabe lo que necesitamos física, emocional y espiritualmente.
Pero Dios no solamente nos da su provisión; Él es también un pastor protector, que nos defiende de los ataques. Notemos en el Salmo 23.4 qué es lo que alienta al escritor: la vara y el cayado del Señor. Los pastores de la antigüedad usaban estos dos implementos para defender a sus ovejas de animales feroces. Dios va delante de nosotros, quitando de nuestro camino las trampas del enemigo.
Pero es importante notar lo que no dice el salmo 23. Por mucho que queramos evitar los tiempos difíciles, este pasaje no nos dice que Dios nos conducirá alrededor del “valle de sombra de muerte” (v. 4). Por el contrario, nos conduce a través de él. Esto significa que el plan de Dios exige, por lo general, que pasemos por circunstancias dolorosas, enfrentando esas sombras y esos lugares oscuros en nuestras vidas. Sin embargo, en medio de nuestro difícil viaje, podemos mantenernos confiados si seguimos con nuestra mirada puesta en el Pastor, quien nos conduce a salvo al hogar celestial.
¿Ha experimentado usted la provisión del Señor, para luego caer en la duda y en temor por alguna pérdida o adversidad? Él no le ha abandonado. Dios sigue siendo el Buen Pastor, y le está conduciendo en medio de la oscuridad a luz donde Él está.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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