Leer | MARCOS 11.15-17
4 de junio de 2013
Ayer vimos que cuando los deseos carnales y la libertad que tenemos en Dios colisionan, el resultado puede ser frustración, ansiedad e insatisfacción en cuanto a nuestras circunstancias.
Sin embargo, hay un tipo de frustración que Dios utiliza para motivar a sus hijos a marcar positivamente la diferencia en el mundo que les rodea. Esta sensación surge al ser ellos testigos de actos de maldad, de ver la necesidad que existe de compartir el evangelio con los perdidos, o de estar cada vez más descontentos con el deterioro moral de nuestra sociedad. Se produce cuando nos sentimos afligidos por las mismas cosas que afligen el corazón de Dios.
Efesios 4.30 dice que el Espíritu Santo que mora en nosotros puede sentirse “contristado” o entristecido por la maldad que abunda a nuestro alrededor. Cuando esto sucede, experimentamos la sensación de una frustración santa. Quizás esto fue lo que sintió el Señor Jesús cuando vio a los cambistas vendiendo sus mercaderías en el santo templo de Dios (Mr 11.15).
Sin embargo, si no somos cautos, actuar por impulsos puede ocasionar un daño innecesario a los demás y a nosotros mismos. Por tanto, para lograr un cambio positivo, debemos someter todos nuestros sentimientos al Señor. Si nuestros corazones son puros, Él nos revelará lo que quiere que hagamos.
La próxima vez que usted sienta una frustración santa, eleve sus sentimientos al Señor y espere con paciencia hasta que reciba una dirección clara en cuanto a la manera en que debe proceder. Es posible que Él le pida que tome alguna acción, o que interceda rápidamente en oración.
Dios te bendiga!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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