Leer | Nehemías 2.1-10
2 de octubre de 2012
Después que Nehemías se enteró de la desesperada situación de los judíos que habían regresado del exilio a Jerusalén, su corazón estaba agobiado (Neh 1.3, 4). Al conseguir su atención de esta manera, el Señor pudo revelarle a Nehemías lo que Él quería que hiciera. La Escritura no detalla su reacción al darse cuenta de que iba a ser parte de la solución, pero podemos imaginar la sensación de incompetencia que lo envolvió. ¿Cómo podría él ser de ayuda? Ni siquiera estaba cerca de Jerusalén, y en su posición como servidor del rey, no tenía la libertad de hacer las maletas y marcharse.
Pero, cuando Dios pone una carga en nuestro corazón, Él abrirá una puerta para llevar a cabo su voluntad. En este caso, el Señor usó la expresión de tristeza y la desesperada oración de Nehemías para preparar a un rey pagano para que lo enviara en su misión.
¿Cómo responde usted cuando siente que el Señor le está llamando a una tarea que parece estar más allá de sus capacidades? ¿Hace una lista de todas las razones que tiene para no hacerla? Dios ya conoce todo sobre usted y la situación. No le está pidiendo su permiso para proceder, sino que le está llamando a avanzar con fe y obediencia. Él no cometió ningún error al escogerle para la tarea, pero usted cometerá un gran error si se niega a realizarla.
Dios le preparará para seguir su llamado. El Espíritu Santo mora en cada creyente, y hace que cumplamos con la misión del Señor. No deje que el sentimiento de incompetencia le impida obedecer, mas bien póngase de rodillas para que pueda levantarse con una visión y un poder renovados.
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