Leer | 1 CORINTIOS 10.13
25 de enero de 2013
Muchas personas confunden erróneamente la tentación con el pecado. Si queremos vivir en victoria, debemos aprender a distinguir una del otro.
Por ejemplo, es importante comprender que la tentación a pecar no significa necesariamente que el acto del pecado tiene que venir después. Más bien, la tentación implica un proceso por medio del cual nuestro corazón, nuestra mente y nuestro cuerpo se preparan para que se produzca la conducta pecaminosa. Interrumpir este proceso puede detener totalmente la tentación que está en desarrollo.
La evolución progresiva del pecado comienza con algo tan simple como una mirada. ¿No fue así como comenzó todo con el pecado de David con Betsabé, en 2 Samuel 11.1-5? La tentación se introdujo en su pensamiento por medio de sus ojos, y después comenzó a alimentar su deseo.
Después que la imagen está en nuestra mente, tomamos una decisión: ¿Voy a seguir o no con este deseo? Cuando estos pensamientos empiezan a rodar en nuestra cabeza, comenzamos a fantasear y después a desarrollar un deseo muy grande por lo que vimos.
Después vienen la decisión y la búsqueda, y hacemos lo que sea necesario para lograr nuestro objetivo. Por último, este proceso culmina con la acción pecaminosa.
El pecado no ocurre de inmediato; es el resultado de un proceso. Esto significa que usted tiene la capacidad de detener el impulso. Pídale al Señor discernimiento para percatarse de estos pasos cuando se produzcan, y así ponerle fin a la cadena pecaminosa, antes de que sea demasiado tarde.
Dios te bendiga!
Amen
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cad...
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