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The Power of Jesus' Name

Jan 04, 2013
Read | John 14: 13
Praying in Jesus’ name states both our relationship with Christ and our right—through Him—to approach the Father directly. It also expresses our . . .
• Authority to petition God. The glorified Christ now sits at the right hand of God, where He intercedes for us and serves as our High Priest (Heb. 7:25). He has instructed us to come and ask for what we need. These words give us the authorization to enter the throne room of grace at any time and speak personally with the Father. To everyone who has received Jesus Christ as Savior, the Lord has granted the right to use His name.
• Agreement with God’s purposes. Based on our kinship with Jesus, we have access to the Father and can come with Christ’s authority to make requests. But to use the Savior’s name, we must also agree with God’s purposes. Praying in the name of Jesus means we’re asking in agreement with His character and will. As servants of God, we are to make it our priority to obey Him and His will, not our own. By allowing God’s Word to abide in us—to become part of our thinking and our standard for life—we will learn to pray in accordance with His plan.
• Assurance of an answer. “In Jesus’ name” is a phrase of confidence. It is a confession of certainty that our prayers will be heard and answered.
God doesn’t want prayer to become a rote exercise. So when praying “in Jesus’ name,” remember that those three words are not a formula. Instead, let them be powerful reminder of whose you are and the privilege of being involved in His work. Prayer is a mighty prerogative of the children of God.
God bless you!
Amen

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