Leer | ISAIAS 41.8-13
21 de agosto de 2012
Hoy día, hay muchas razones para sentir temor. Nuestro mundo parece estar en un estado permanente de guerra y de crisis. El mercado de trabajo es deprimente, los desastres naturales causan estragos y los relatos de crímenes son noticias de primera plana. Sabemos, como cristianos, que el temor no debe tener lugar en nuestras vidas, pero ¿cómo podemos ignorar lo que está pasando a nuestro alrededor?
Básicamente, hay dos caminos que usted puede transitar: el de la fe o el del temor. Es imposible confiar en Dios y no confiar en Él, simultáneamente. Otra forma de decir esto es que usted no puede obedecer y desobedecer a Dios --la obediencia a medias es desobediencia.
Sin embargo, algunos cristianos deciden vivir con temor. Al ver que otros experimentan dificultades, comienzan a preguntarse si lo mismo pudiera sucederles a ellos. Alguien de mi oficina perdió su empleo, ¿seré yo el próximo? Alguien falleció en un accidente --yo podría morir también. Pero esta clase de "lógica" coloca sus circunstancias por encima de su relación con Dios.
Si Satanás logra hacerle pensar de esta manera, habrá ganado la batalla por su mente. Pero cuando usted pone sus ojos en Dios antes que en sus circunstancias, usted gana. La Biblia nos dice: "No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Ti 1.7).
Nuestro Padre celestial entiende nuestras frustraciones, sufrimientos, dolores y temores. Él siempre está allí para alentar nuestro corazón y ayudarnos a entender que Él es suficiente para satisfacer todas nuestras necesidades. Esta verdad es la única que puede ayudarnos a superar todos nuestros temores.
Dios los bendiga!
Amen
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y y
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