Leer | HEBREOS 11.32-40
8 de agosto de 2012
Aunque a la mayoría de nosotros nos encantaría tener la heroica fe de los hombres y las mujeres mencionadas en Hebreos 11, pocos estamos dispuestos a pasar por el proceso que Dios utiliza para desarrollar esa clase de fe. Nos encanta leer sobre los grandes logros y victorias de quienes confiaron en el Señor, pero nos acobardamos por lo que dicen los versículos 36 al 38. Ninguno de nosotros quiere pasar por esas terribles situaciones, pero la adversidad es lo que Dios usa para purificar nuestra fe.
Imagine al Señor como un experto escultor de pie ante un bloque de mármol. ¡Ese bloque es usted! Imagine la obra de arte escondida dentro de la roca, y a Él quitando amorosa y cuidadosamente todo lo que no corresponde con la obra maestra que está creando.
Carácter: Éste es uno de los primeros aspectos de los que se ocupa el Señor. Su propósito es conformarnos a la imagen de su Hijo, y hay algunos rasgos y actitudes que deben ser quitados para que Dios haga su tarea. Su cincel deja al descubierto raíces de pecado y egoísmo.
Idolatría: Cuando algo o alguien se vuelve más importante para nosotros que el Señor, tenemos un ídolo en nuestras vidas. Para protegernos, Dios utiliza a veces la adversidad con el fin de quitarnos todo aquello en que hayamos confiado, para que nos aferremos a Él solamente.
A menos que usted entienda el propósito del Señor para su vida y crea de corazón que está trabajando para su bien, pensará que Él es cruel. Pero si, por el contrario, confía en el Señor y se rinde a su voluntad en medio de la adversidad, su fe será purificada y fortalecida mediante la aflicción.
Dios te bendiga!
Amen
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y y
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