Agosto de 2012
La adversidad nos ataca a todos, pero nuestra reacción ante ella nos da un buen indicio de nuestro carácter y nuestra fe. Si culpamos a otros y nos compadecemos de nosotros mismos, la adversidad se convierte en una carga abrumadora, dejándonos agotados, sin esperanza y desmoralizados.
En lugar de todo eso, hagamos que la adversidad sea un puente que nos lleve a una relación más profunda con Dios. Ante cualquier dificultad, usted y yo tenemos oportunidad de admitir nuestra absoluta ineficiencia, lo cual debe motivarnos a buscar el rostro y el auxilio de Dios. Después, cuando estemos dispuestos a depender de la fortaleza de Dios en lugar de la nuestra, descubriremos una fuente poderosa para la vida cotidiana.
Si usted está pasando por una temporada difícil en su vida, no permita que la amargura o el desaliento carcoman los cimientos de su fe. Por el contrario, dé lugar a que sus luchas le impulsen hacia una relación más estrecha con el Señor Jesucristo, y con toda fidelidad Él suplirá sus necesidades conforme a su voluntad y en el momento oportuno.
Gracias por sus fervientes oraciones a favor de Ministerios En Contacto. Siempre que pensamos en usted damos gracias a Dios.
Fraternalmente en Cristo,
Charles F. Stanley |
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y y
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