Leer | SALMO 63.1-11
23 de agosto de 2012
Cada uno de nosotros experimentará momentos de temor, y negar o tratar de esconderse del mismo no hará ningún bien. Cuando surja el miedo, hágase las siguientes preguntas. ¿De dónde viene? ¿Alguna vez Dios me ha fallado en el pasado? ¿Promete Él suplir todas mis necesidades? ¿Cumple Dios sus promesas?
Si leemos la Biblia, encontraremos innumerables historias sobre la fidelidad de Dios. Por ejemplo, Pablo sufrió penurias, persecuciones, dolores y toda clase de circunstancias terribles. El apóstol escribió estas palabras tan conocidas: "A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Ro 8.28). Esto da testimonio del hecho de que, para quienes confían en Él, Dios convierte toda dificultad, pérdida o separación en algo bueno.
Desde Abraham, y pasando por Isaías, David, Job, Jonás y Pablo, hasta Juan, vemos el amor constante y el cuidado de Dios por su pueblo. Su Palabra es una lámpara que nos dará clara orientación cuando las circunstancias sean sombrías. Ella ofrece la mejor dirección que encontraremos. Cuando meditamos en ella, oramos con ella, nos aferramos a ella y la incorporamos a nuestra vida cotidiana, su luz ahuyenta las tinieblas. Los salmos, en particular, son útiles para enfrentar los temores.
Dios, el soberano de este universo, tiene el control de su vida. No cometa el error de pensar que no lo tiene, simplemente porque Él no actúa de acuerdo con su voluntad y su calendario. Si usted lee su Biblia y medita en ella, encontrará verdadera fuerza en sus promesas.
Dios te bendiga!
Amen
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y y
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