Leer | GÁLATAS 5.13
3 de julio de 2012
Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros; de no ser así, nos habría llevado al cielo en el momento que fuimos salvos.
El Señor quiere influir en otros por medio de nosotros. El propósito de Dios es que seamos un vaso mediante el cual Cristo fluya hacia los demás, alcanzando a quienes sufren y necesitan con desesperación un Salvador. Después de ser salvos, nuestra participación es triple.
Primero, amamos a otros. Jesús dijo claramente que este es uno de los mandamientos más grandes (Mt 22.38, 39).
Segundo, compartimos la buena noticia de la salvación (Hch 1.8). Algunos van al otro lado del mundo para anunciar el evangelio, mientras que otros enseñan a los vecinos de su calle. El Espíritu Santo nos dirigirá a las personas indicadas si estamos dispuestos a obedecer.
Tercero, servimos de diversas maneras: ayudando a los necesitados, compartiendo nuestros recursos y orando por los demás. El Señor Jesús es nuestro ejemplo perfecto de las tres maneras. Toda su vida se caracterizó por su interés por las personas —de quienes lo amaban, y de quienes lo aborrecían. De hecho, la Biblia enseña que se humilló a sí mismo y que se volvió como uno de nosotros para dar su vida en rescate nuestro. No hay amor más grande; no hay un acto de servicio mayor.
La Biblia puntualiza claramente el propósito de Dios para el creyente. Amar a los demás, evangelizar y servir nos dará una gran satisfacción. En realidad, seguimos estando en este mundo, no para escuchar más enseñanza, sino para ponerla por práctica y compartir con otros lo que ya sabemos.
Dios te bendiga!
Amen!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y y
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