Leer | 1 JUAN 4.4-6
28 y 29 de julio de 2012
La Biblia registra dos ocasiones en las que Satanás pidió permiso a Dios para probar a un creyente. El diablo intentó destruir la fe de Job primero (1.6-12), y luego la de Pedro (Lc 22.31-34). Jesús advirtió que Satanás quería “zarandear” al discípulo como a trigo, sacudiendo su fe de la misma manera que un agricultor separa los granos de la paja. El enemigo esperaba que Pedro cayera como la paja. Pero ambos ataques fracasaron, y los dos hombres salieron vencedores con una fe restaurada y fortalecidos por el Señor. Sin embargo, en el tiempo de la prueba, cada uno de ellos se vio atacado en lo más vulnerable de su corazón.
¿Está usted sirviendo a Dios de tal manera que Satanás se siente amenazado? Si no es así, usted no necesita un gran ataque para que su fe sufra mucho. En vez de estar alerta y de reconocer la batalla que está en juego, se dejará llevar por la inutilidad como la rana en agua que se calienta poco a poco hasta hervir.
Pero cuando crece espiritualmente —rechazando las mentiras y echando mano de la verdad que es suya en Cristo—, usted amenaza la obra del Maligno. El Señor le llama a ofrecer el amor de Él a personas específicas, porque usted tiene el conocimiento adecuado, las experiencias o el temperamento para alcanzarlas. Cuando lo hace, recupera para el reino de Dios un territorio que le había sido robado.
Usted puede pensar que no es importante, pero el Señor conoce su verdadero valor. Como su hijo amado, tiene un papel importante en su plan para la eternidad. Satanás le teme a usted cuando reconoce esta verdad. Resista y confíe en el Espíritu de Dios, ¡porque mayor es el que está en usted!
Dios te bendiga!
Amen
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