Leer | 2 CORINTIOS 12.7-10
13 de julio de 2012
Una de las razones por la que Dios permite la adversidad en nuestras vidas es para vencer nuestro orgullo. Pablo experimentó esta clase de intervención divina por la presencia de lo que él llamo “un aguijón en mi carne” (2 Co 12.7). El Señor utilizó el dolor en la vida de Pablo para preservar su utilidad como siervo de Cristo.
Usualmente no entendemos lo que está en juego cuando dejamos que el orgullo eche raíces en nosotros. Eso afecta la manera como Dios se relaciona con nosotros, porque Él “resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Stg 4.6). Si el cristiano deja que el orgullo se arraigue y crezca, el Señor le pondrá en un rincón sin llegar a percatarse de todo lo que Dios quiso hacer en y por medio de él. En esencia, desaprovechará su llamamiento y se volverá inútil para el reino. Y aunque el mundo lo siga viendo como un triunfador, a los ojos de Dios su ministerio carecerá de valor porque lo realizará motivado por sus propios intereses y con sus propias capacidades.
¿Puede usted ver cuánto estuvo en juego para Pablo, y para los creyentes a lo largo de la historia? El apóstol fue el instrumento escogido por Dios para formar iglesias y escribir epístolas que se convertirían en una parte significativa del Nuevo Testamento. Cuando entendió la razón para su “aguijón”, reaccionó con absoluta confianza y gratitud por la protección del Señor.
A cada uno de nosotros se nos ha dado oportunidades para servir y áreas de influencia, pero el orgullo obstaculiza el propósito del Señor para nuestras vidas. Si llegan problemas, pruebas y aflicción a su vida, humíllese de inmediato para que Él pueda usarle poderosamente.
Dios te bendiga!
Amen!
|
Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y y
Comments
Post a Comment