Leer | ISAÍAS 55.8, 9
11 de julio de 2012
Cuando la aflicción golpea duramente, es posible caer en un abismo de desánimo y desesperación. Pero, aunque podamos considerar las dificultades como derrotas, el Señor las ve como oportunidades para hacer grandes avances. Su propósito al permitirlas no es destruirnos, sino estimular nuestro crecimiento espiritual. En su gran sabiduría, Dios sabe cómo tomar una situación terrible y utilizarla para transformarnos a imagen de Cristo.
Toda aflicción que viene a su vida pasa primero por la voluntad permisiva de Dios. Eso no significa que la dificultad es su voluntad perfecta, pero sí que Él ha permitido la prueba para poder llevar a cabo sus maravillosos propósitos para su vida. Aunque parte del sufrimiento que vemos y experimentamos parece incomprensible, o a todas luces injusto, tenemos que reconocer que nuestra perspectiva es muy limitada, y no siempre somos capaces de entender lo que hace el Señor.
Nuestro Padre celestial ve todos los aspectos de la vida, pero nuestra visión está restringida a lo que es correcto delante de nosotros. Los planes de Dios lo incluyen tanto a usted, como al resto de la creación, y ellos van desde el comienzo del tiempo hasta la eternidad futura. Aunque nosotros nunca comprenderemos la mente infinita de Dios, sí podemos conocer su fidelidad y su amor.
Cuando no pueda entender la razón de su aflicción, reflexione acerca del conocimiento, la sabiduría y el poder de Dios. Recuerde que Él ve todo el panorama, y que le ama más de lo que usted pueda imaginar. Es una oportunidad para andar por fe, pues el conocimiento perfecto solamente lo tiene Dios.
Dios te bendiga!
Amen!
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Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa , y que no haya entre vosotros divisiones , sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer . Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y y
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